Orlando, el fútbol te ha puesto en un Rincón más de una vez...
- Por: Carlos Morales /@CarlosMorpe.
- 19 sept 2017
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Como apasionados del fútbol, son múltiples las ocasiones en las que debatimos la grandeza del futbolista. En la era de Messi y Ronaldo cualquiera lo mide en títulos. Yo lo pondré desde otraperspectiva: el de la perseverancia. Y para mí, no existe otro futbolista que represente mejor esta virtud como Orlando Javier Rincón Reyes, defensa de Lobos BUAP; el jugador que asciende y cae,pero jamás se rinde.

Foto Archivo
Naciste el 19 de septiembre de 1985, un día desgraciado para la historia mexicana, pero no para aquellos que te han apoyado siempre dentro y fuera de las canchas.
Te forjaste como jugador en el Puebla. No te importó dejar atrás a tu familia y amistades en Cuautla, Morelos para cumplir el sueño de ser profesional. Entregabas todo en el entrenamiento y para 2005, formabas parte de una Franja con muchos deseos por salir adelante, que quería volver a Primera tras el descenso en 2004.
Tú y tu casaca número 7 corrían la milla en cada partido. ¿Y cuál fue la recompensa? Clavarle un gol a Cruz Azul Hidalgo en la Final de Ida del Apertura 2005, 14 de diciembre para ser exactos. Un remate cerca del poste derecho que cimbró al Cuauhtémoc, y le daría a todo un estado la esperanza de que su equipo estaría de vuelta en el máximo circuito.
Ganaron esa final, pero para el siguiente torneo el equipo sería un desastre. Sin embargo, jóvenes como Noriega, Pérez, Rosas y tú le daban forma al Puebla. No todo estaba perdido. Para 2006, un tal “Chelís” tomaba las riendas de la plantilla. Nadie lo conocía, pero él si conocía las necesidades del club. Sánchez Solá siempre habló bien de ti porque te conocía desde chavo.
Orlando, tú lo consideras como tu maestro y segundo padre. Él, como uno más de sus hijos porque te llevó de la mano hacia el profesionalismo, como un auténtico guía. Fue tanta la motivación que llegó con José Luis que se convirtieron en campeones del Ascenso venciendo a Dorados. Llegaste a Primera División y la lucha por mantenerse era constante, pero al igual que tus compañeros nunca te rajaste. Ya no traías el 7, ahora eras el #2. ¿Recuerdas aquella Liguilla del Clausura 2009? Yo tenía once años y me enamoré de su forma de juego porque el Puebla, daba tintes de grandeza. Después de una victoria contundente ante Monterrey en casa en Cuartos, aun así, partieron al Tecnológico para la vuelta como víctimas.
No obstante, dominaron de pe a pa. Rincón iba y venía por toda la banda derecha marcando a un hombre como Suazo. Diste un partido excelente, tanto así, que metiste un zapatazo en los linderos del área para mandar a La Franja a Semifinales.
Penosamente, el equipo caería ante Pumas, y con ello, el adiós de una generación dorada a la que perteneciste. Te quedaste un año más en Puebla y tomaste tus maletas en busca de nuevas oportunidades.
Pasaste de noche en Querétaro, anduviste por Mérida y de allí escalaste al Atlante, para que volvieras por seis meses a Puebla en 2012. Sin embargo, apenas volvías a casa cuando te mandaron a la selva chiapaneca, y como en todas, sobrevivir es difícil.
El tiempo pasó y nunca aprovecharon tu talento. No pudiste demostrar tu valor como futbolista, lo cual te alejó un buen rato de las canchas. Saliste de Jaguares y nadie mostró interés por ti. Pensaste en el retiro.
Sin embargo, tu inteligencia y tu carácter te permitieron ser pacientes para tomar fuerza y planear el regreso. En vez de vagar y tomarte unas vacaciones, seguiste trabajando y pensando en un posible futuro por si las cosas no salían bien. Y ahora, además de ser jugador también tienes la posibilidad de ser director técnico.
Pudiste conformarte, pero aún tenías juego y talento para rato. Tocaste muchas puertas hasta que, por fin, la de Lobos BUAP se abrió. Al principio no fue fácil, ya que solo te permitieron entrenar con ellos. No obstante, tu entrega te permitió ser fichado por el equipo y desde 2015 eres parte de La Manada.
Regresaste y empezaste a subir como cohete hacia el espacio. Te hiciste de nuevos socios en el terreno de juego como Cercado, Ibarra o el retirado Ruvalcaba, que hacían ver al equipo sólido en la defensa.
Llegó Rafael Puente del Río al banquillo lobo y a pesar de que nadie daba un peso por ustedes, lograron el ansiado ascenso. Tú y tus compañeros rompieron muchas quinielas, tal y como en 2007, ante Dorados.
Cualquiera creería que después de ello, el destino y el fútbol serían más justos contigo. Pero no, la realidad dicta que no es así. No has salido ni a la banca en ninguno de los juegos de Liga MX en lo que va del torneo; es más, apenas sumas un partido jugado de nueve posibles en la Sub20. Vaya, esto es de no creerse, aunque no eres el único.
Orlando, la vida no es justa y mucho menos lo es el fútbol, pero en más de una vez, con trabajo, esfuerzo y la perseverancia que te caracteriza has destacado y salido adelante. Ya no eres el jovencito de antes que corría sin parar, pero tienes amor y entrega por tu camiseta.
Orlando, el fútbol te ha puesto en un Rincón más de una vez, pero como en todas las ocasiones anteriores, volverás a ser uno de los Reyes en la defensa. Lo dice tu juego, lo dice tu apellido y lo dice tu espíritu por no dejar de jugar al fútbol.