Por: Kevin Balbuena/ @KevinBalbuena29.
Ángela Carrasco ha hecho pública la denuncia que realizó por abuso sexual contra el entrenador Raúl Panduro, misma que presentó a las autoridades de Chihuahua en enero de 2017 acusando al entonces encargado de la ADEMEBA Chihuahua. La actual jugadora de la Liga ABE y su familia culparon a las autoridades locales ya que el caso no ha tenido una resolución después de tres años.
Ángela se sinceró en diversos medios de comunicación y redes sociales sobre su caso, donde ha causado indignación y apoyo para la jugadora de la UANL. La originaria de Nuevo Casas Grandes relató su terrible y traumática experiencia, donde la chihuahuense es contundente antes de comenzar con su historia, "me provoca nauseas e incluso me ha hecho pensar en el suicidio".
Cuando la jugadora tenía 15 años recibió una beca por parte del entrenador para ir a estudiar a la capital del estado. Carrasco logró salir de su ciudad natal gracias al apoyo del mismo entrenador que le ofreció su casa para vivir, con la condición de tener resultados deportivos y académicos; "No fui la única también a otras de mis compañeras de equipo. Mi compañera y yo vivíamos en su casa, con su familia, por lo que nosotras dormíamos juntas y éramos muy educadas".
Con el paso del tiempo, la relación de entrenador y jugadora comenzó a tomar otros matices que incomodaban a Ángela; "Comencé a notar que si en alguna situación me quedaba sola con él me tomaba de la mano, me abrazaba y dejaba caer sus manos sobre mi espalda rosando mis pompis. Yo solo pensaba que era normal y que el como nunca había tenido hijas nos comenzaba a tener mucho cariño porque simplemente no quería creer que algo malo podría pasar".
Pero todos los miedos de Ángela se hicieron realidad un día, donde Raúl Panduro se aprovechó de las circunstancias, "En un torneo me lesione y tuve una operación. Antes de la cirugía me quede sola en casa ya que se me dificultaba caminar y no podía salir mucho, él estaba en su cuarto y yo en la sala, de la nada bajo y se puso a platicar conmigo. Yo estaba en un momento de depresión, el aprovecho para comenzarme a besar el cuello y acariciarme, mi reacción fue levantarme como pude y encerrarme en el baño ya que muy apenas podía caminar".
Carrasco quedó en shock por la situación, y trató de encontrar apoyo en su compañera de cuarto, pero las dudas de su 'roomie' ante su historia hicieron que Ángela prefiriera guardar silencio a hablar lo sucedido con el resto de compañeras de su equipo y sobretodo, su familia; "Nada de lo que le dije me creyó, pensó que yo estaba exagerando porque él con ella era muy diferente y nadie notaba como me trataba porque solo lo hacía cuando estábamos a solas o despistadamente. Temía hablar y que nadie creyera lo que les contaba, por la misma razón que mi amiga de toda la vida no fue capaz de creer entonces nadie lo haría".
Después de lo ocurrido, Ángela nunca fue la misma y todo su entorno lo notó pero nadie conocía la razón. "Mi miedo creció a un grado que yo no toleraba ni verlo mi actitud cambio tanto en la casa, escuela, amigos y en el deporte. Yo recibía críticas de todo mundo, que me volvía insoportable. Quería gritarles a todos lo que sucedía pero no tenía la fuerza suficiente."
Ante todo el tormento, Raúl Panduro tuvo el atrevimiento de un segundo movimiento sobre Ángela. "En unas vacaciones el me pidió regresar una semana antes para entrenarme y estar en mejor ritmo que todas mis compañeras yo no quería pero me lo exigió. Llegue a la ciudad de Chihuahua y todo era normal con su familia, esa misma tarde me encontraba en mi cuarto -su esposa acababa de salir de casa así que nos encontrábamos solos- cuando de la nada el entra y me comienza a platicar cosas. De repente se acerca demasiado, me tocaba todo mi cuerpo, intentaba besarme y prácticamente se encontraba encima de mí".
Pero en esta ocasión, Carrasco se armó de valor para evitar que el entrenador volviera a abusar de ella, "El miedo se apoderaba de mí, me encontraba paralizada, hasta que Dios me dio una señal. Pensé soy fuerte, soy valiente y no debo de aguantar esto. Me lo quite de encima, salí corriendo del cuarto, salí de la casa. Corrí sin rumbo, no recuerdo como cruce las calles y después de todo esto fue todo un desastre".
Carrasco volvió hasta su ciudad natal, y es cuando al día siguiente comenzó esta denuncia que ha quedado inconclusa. "Vivo con el temor de que entre a un gimnasio, que me persiga, está en mis sueños y en mi mente a todas partes que voy. Esto no es vida, exijo justicia y exijo que este hombre no vuelva a entrenar a ninguna persona porque si lo viví yo, lo podría vivir cualquiera".
Por último, Ángela es contundente ya que menciona que Raúl Panduro sigue entrenando y vive con el miedo a represalias sobre ella o su familia, "Se escondió por un tiempo pero ahorita ya está entrenando a niñas. No soy a la única que le sucedió esto pero todas tenemos miedo. Solo quiero proteger a los que me rodean, tener paz y tranquilidad en mi mente. Por último, quiero recalcar que si algo me llega a suceder no va a ser más que por culpa de este sujeto y su familia."
Para Ángela no ha sido fácil, teniendo visitas a especialistas por problemas psicológicos posteriores a todo lo ocurrido. Después de tres años, el caso ha tomado mucha fuerza en los últimos días, y su familia sigue en la busca de justicia.
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