Hace 13 años fue la última vez que el Utah Jazz pudo estar en unas finales de conferencia, hace 23 fue la última vez que alcanzaron unas Finales de NBA, y todas con malos recuerdos. La de 2007 fue bajo el comando de Deron Williams y Carlos Boozer; para la más lejana, todos conocemos la historia: la leyenda de ese Utah Jazz que para el ojo público quedó inmortalizada por ser uno de los muchos que fueron grandes, pero no tanto como lo fue Michael Jordan. Ahora, parece ser que el nombre del Utah Jazz vuelve a su mejor momento, uno en el que ya son líderes supremos de la NBA.
Regresando en el tiempo, el Jazz de Quin Snyder ha sido un equipo con crecimiento año con año para ser un constante de playoffs, pero el ciclo pasado en la burbuja sucumbieron de manera sorpresiva ante unos Denver Nuggets que no lucían con las posibilidades necesarias de poder remontar una serie que estaba 3-1 en su contra. Sin embargo, la adaptación de Mike Conley, como las genialidades de Jamaal Murray y Nikola Jokic, perjudicaron a lo imposible y esto dejó tendido en la duela por un momento a una joven estrella como Donovan Mitchell.
Sabemos que ese tipo de situaciones son de quiebre para varios equipos y como pueden ser destructivas, también pueden ser el punto de inflexión que está siendo para Utah, teniendo el mejor arranque desde la campaña 97-98, cuando Stockton y Malone también arrancaron con 20 victorias en sus primeros 25 encuentros. El detalle para esta ocasión es que los comandados por Mitchell y Rudy Gobert lo han hecho con una racha impecable de 16 glorias en sus últimos 17 desafíos. Inimaginable pensar que hoy estarían en lo más alto de una Conferencia Oeste tan dura.
Lo que es cierto, es que como equipo no son una sorpresa, al paso del tiempo es un conjunto con mucha más cohesión y que hoy no cumplen con un factor que muchos creen indispensable: el ganar con una súper estrella. Lo que se ha recuperado Conley en juego, la mejor temporada en producción de Joe Ingles, el regreso de Bojan Bogdanovic, Jordan Clarkson en camino al Mejor Sexto Hombre del Año, Gobert en modo DPOY y Donovan Mitchell luciendo como el líder absoluto, son detalles individuales que tienen hoy con tal registro a los de Salt Lake City. Y no sólo eso, sino que también encontramos a ese grupo que no cae por completo si Derrick Favors tiene que entrar por Gobert o Royce O’Neale necesita ser el factor de empuje cuando el equipo no tenga el mejor momento ofensivo; todos juegan para todos, sin toque de sobriedad. Hoy el Jazz por algo es uno de los tres equipos, junto con los Lakers y Bucks, que está dentro del top 5 de rating en ataque (117.77) y defensivo (108.75).
Nada de esto -repito- es casualidad, no estamos ante un one hit wonder. Ante nosotros está un Utah Jazz que luce capaz de poder ir más allá de una primera ronda de postemporada, pero, así como ha llegado a esto, le ha llegado el tiempo de demostrar la realidad de su momento. Por donde los veamos son prácticamente perfectos y la unión y su ánimo son alicientes para que se regocijen en seguirle comprobando a gente como Shaquille O’Neal que pueden competir con quien quieran. No obstante, queda medio ciclo por delante y para esto cabe recalcar la mentalidad de la plantilla.
Todos pensarían que lo habitual es pensar en ese buen momento, no caer o tener una mala racha que desestime todo, pero lo verdadero es guiarse por cuál es el futuro a mediano plazo que presenta Mitchell: “Esto no es una racha que nos haga algo o que pueda romper todo. No estamos jugando para estar listos en febrero, estamos jugando para estar listo en julio”.
Así que, si hoy llamará “real” al Jazz, no me estaría equivocando -y también siempre y cuando mantengamos la conversación ahorita dentro de la temporada regular-. No obstante, los días tienen mucho que contarnos todavía porque esta es una nueva etapa del proceso en que se preparan para dar el salto y poder codearse con los grandes de la actualidad como la dupla en Los Ángeles, los Sixers y los Bucks. De hecho, me he quedado mucho con una gran frase que escuché de Candace Parker para esta aventura: “Será determinante si este equipo puede jugar siendo el cazado y no sólo el cazador”.
Y si quieren probar rápido esto, las próximas jornadas son ese gran primer examen: recibir a Miami, luego a Embiid y Ben Simmons y, finalmente, disputar una serie ante los Clippers. ¿Serán posible que veamos esos 16 juegos ganados convertidos en 20?
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